miércoles, 28 de septiembre de 2011

30-S contra el 1- O




30-S contra el 1- O …
Y el pasillo El Odio



Fidel Pablo Guerrero



Me parece que los policías en el 30-S, cuando conspiraron (con otros sectores), golpearon, dispararon y mataron a varias personas, también -sin planificarlo- asestaron un rudo golpe al 1- O, o sea al 1 de Octubre, Día del Pasillo Ecuatoriano. Sin duda los sucesos del 30-S borraron el festejo pasillero.

No somos muy afectos a este tipo de fechas y celebraciones utilitarias como las del 1-O, a las que finalmente el Estado nunca concreta ningún respaldo; en el fondo son fechas, a través de las cuales los gobiernos politiqueros nos hacen creer que están preocupados por las manifestaciones populares y que luego de firmar papeles con gran pompa y ceremonia mediática, se olvidan para siempre de para qué suscribieron el famoso Día, el mismo que en este caso fue suscrito en el gobierno de Sixto Durán Ballén.



Lo concreto para nosotros es la investigación, que incluye –entre otros aspectos- el estudio de los géneros musicales que se han perdido en el tiempo, de aquellos que están en proceso de mutación o de los que tienen vigencia. No se trata de sufrir por todo lo perdido sino de generar nuevas posibilidades de comprensión y conocimiento desde aquello que recuperamos y desde lo que nos queda; es pues un derecho -así lo creemos- que las generaciones venideras puedan disponer de información sobre las expresiones de su cultura.

Hace unos días un amigo que llegó de visita de Guayaquil me dijo, “-Te traigo una piedra”, -“pensé llevármelo al Guayas pero prefiero dejarlo aquí”. Inicialmente no entendí bien el mensaje, pues lo que me entregó fue un libro titulado Vida pasión, decadencia y muerte del pasillo popular clásico ecuatoriano, adquirido en el stand de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en una feria de libros organizada en la PUCE (Quito).


Tras echar una ojeda a la publicación y leer algunas páginas comprendí el simbolismo de mi amigo. El autor del libro, el abogado Ojeda Martínez, ha procurado hacer un trabajo de investigación y crítica –según reza en la presentación- y concentra todo su esfuerzo en renegar de todos los autores que han escrito sobre el pasillo, a los que califica, directa o indirectamente con adjetivaciones -algunas incluso groseras- de ilusos, palabreros, engañadores, estupideces, etc. Tomando en cuenta que de quienes habla son prestigiosos historiadores e investigadores musicales de nuestro medio (Ñúñez, Granda, Wong, Godoy, Mullo, etc.) y sobre todo porque trata de desprestigiar sus aportes en el estudio del género, el trabajo del abogado Ojeda pierde crédito, no solo por la amargura con la que escribe, sino porque su libro se convierte en una especie de crítica judicial, trágica y nostálgica de lo que él define como decadencia y muerte de su género amado: el pasillo. No sé por qué el autor cree que al descalificar a todos los investigadores (entre los cuales nos incluye) logra calificar su libro, con argumentos que -dice- van a “desasnarnos”.

Siento que lo que más le molesta al abogado Ojeda, es que las diferentes teorías afirmen que el pasillo en su origen no es ecuatoriano. Él afirma que sí, pero no dice cabalmente por qué.

Cierto que históricamente, en sus orígenes el pasillo no es “ecuatoriano”, pero eso no quiere decir que como un bien cultural de uso no se haya convertido en “ecuatoriano”. Este sentimiento que lo atormenta, al sentirse despojado de una propiedad cultural es natural, pues siendo el género que más atesora en su gusto, siente que se le deja sin pertenencia alguna. Claro que olvida que la cultura musical del Ecuador –como de cualquier otra parte- es más que un género musical de un determinado sector y que hay que comprender que la cultura o una manifestación cultural no es un bien de “propiedad” o inmutabilidad eterna; es un bien que se modifica permanentemente y que puede transferirse incluso a otras culturas a “nuevos dueños”; sino reflexionemos sobre el caso del valse criollo, el pasodoble, el pasacalle, el rock nacional (de cualquier país), el fox incaico, etc.; de dónde vinieron las semillas?


Este también es el caso del Himno del Paloteo, que se canta en Colombia y que los pobladores de Gaira solo hasta hace como un par de décadas supieron que se trataba del Himno Nacional del Ecuador (véase en este blog sobre este tema en el escrito del Himno Nacional). El asunto del pasillo El odio es algo similar y vamos a conocerlo en nuestra siguiente entrega, que la haremos el 2 de octubre, pues como dijimos, en el 30-S, se propinó un gran golpe -aunque no de Estado- al 1-O.








domingo, 4 de septiembre de 2011

El día que falleció el compositor Luis H. Salgado era un lunes

Estimados seguidores y visitantes de la bitácora. No he tenido oportunidad para subir materiales nuevos, así que este espacio ha quedado abandonado por algún tiempo. Hoy procuraré retomar el trabajo para que ustedes dispongan de documentación que pueda servir para el conocimiento de la música de nuestro país.

Saludos

El día que falleció el compositor Luis Humberto Salgado era un lunes
Algunas de sus obras que no se conocían


Por Fidel Pablo Guerrero
Para: www.soy músicaecuador.blogspot.com


Foto que no se conocía del joven músico Luis H. Salgado. 1929.

Luis Humberto Salgado Torres (Cayambe, Pichincha, 1903-Quito, 1977) es uno de los grandes compositores ecuatorianos del siglo XX y sin duda, también es parte del prontuario de los importantes compositores de América. Su trabajo creativo está enmarcado dentro de una premisa principal: el nacionalismo. Ciertamente que su nacionalismo fue desde el tratamiento conservador o tradicional hacia modelos creativos de profunda innovación. Suele, por eso, decirse que Salgado no fue solamente nacionalista, sin embargo esa fue su vena creativa principal; sus trabajos vanguardistas, Sanjuanito futurista, y sus sonatas para piano para poner un ejemplo, a pesar del lenguaje moderno, nos permiten encontrar continuos resquicios de su centro vital que tuvo acogida en este creador: el nacionalismo musical ecuatoriano. En varias de sus obras procuró superarse a sí mismo en relación a sus obras tradicionales –y de hecho lo consiguió- pero nosotros creemos que su eclecticismo y experimentación solo le llevó a perfeccionar sus postulados principales. Ciertamente que en su obra Selene, nuevamente como ejemplo, no se logra ubicar aquellos resquicios nacionalistas, quizá por el tema que estaba describiendo en esta obra, pero incluso en sus rapsodias y sonatas llenas de cromatismos y aquellas con atonalismos (donde “el nacionalismo se difumina”) es factible encontrar motivos de los géneros y ritmos populares ecuatorianos.

En varias enciclopedias y estudios importantes, incluido el Diccionario Grove, la revista Opus N° 31 y la biografía realizada por su colega Claudio Aizaga, señalan como fecha de fallecimiento de Luis Humberto Salgado el día 11 de diciembre de 1977. Esa información es incorrecta. La fecha de fallecimiento es un día después, el lunes 12 de diciembre.

Salgado estaba preparando un recital auspiciado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana que se realizaría en el Teatro Sucre el día 13 de Octubre. De su puño y letra existe el borrador manuscrito del programa de mano a presentar:

“Casa de la Cultura Ecuatoriana
Recital de piano
Profesor Luis H. Salgado
Teatro Sucre
Martes, 13 de Diciembre
A las 8 p.m.
-Entrada libre-“

Entre las obras que ejecutaría constan:

“El Herrero Armonioso / Federico Haendel
Sonata en mi bemol mayor
L. Van Beethoven
Nocturno en fa sostenido mayor / F. Chopin
Polonesa en la bemol mayor / F. Chopin”

La parte dos estaría conformada por creaciones ecuatorianas y latinoamericanas:
De su padre, el compositor Francisco Salgado tocaría:

“Ayes de mi tierra (elegía)
La Sierra y el Litoral (fantasía concierto)”

Y de compositor argentino:

“Santos Vega bajo un sauce llorón (Alberto Williams, 1862-1952)
Adió a la Tapera (Alberto Williams, 1862-1952)”

Para cerrar el programa, incluyó dos de sus obras. (En este punto siempre me ha parecido una modestia inadecuada de los compositores ecuatorianos. Si miramos los distintos programas presentados por Salgado u otros, eventualmente incluían alguna de sus obras; por lo general una. No hemos hallado un recital de piano en que ejecute su obra exclusivamente, tal vez lo veía como una falta de modestia).

“La Pascua del sol (preludio) / Luis H. Salgado
Rapsodia aborigen / Luis H. Salgado”


Fotografía de Salgado en su madurez. AH-MCE

Austeros también son los datos biográficos que el mismo Salgado escribió en el programa de mano mencionado:

“Realizó sus estudios de Piano en el Conservatorio de Música de Quito, graduándose en 1928, a más de haber obtenido su Bachillerato en Humanidades en 1925. Los estudios de composición los efectuó con su padre, el maestro Francisco Salgado A., quien a su vez fue discípulo del eminente compositor italiano Domingo Brescia.

"Ha recibido apreciable número de premios en certámenes de Composición; como pianista, ha dado recitales y ha intervenido en conciertos de Música de Cámara y también ha colaborado (al piano) con solistas de fama internacional, como Henri Szering, etc. La dirección de orquesta no es ajena a su actividad profesional, pues, en las dos ocasiones que estuvo al frente del Conservatorio de Quito (1952-55: 1971-1976), presentó con la Orquestal del Plantel numerosos y aplaudidos conciertos sinfónicos.

“El IV volumen de Compositores de América de la OEA, ha publicado en 1958, contiene la síntesis biográfica, retrato y catálogo de las obras del profesor mencionado”.



Caricatura de L. H. Salgado hecha porAndrés Carrera a
pedido del autor de este artículo, ca. 2004. Col. Archivo Sonoro.

Luis H. o Luis Hache -como se le conocía- estaba el 12 de diciembre en el Instituto Interamericano de Música Sacra ensayando, dando los últimos toques al recital del día siguiente. Lo encontraron desfallecido y el médico que lo atendió ya no pudo hacer nada. Fue pues, justo el día anterior a su presentación que falleció Salgado. Claudio Aizaga en su bosquejo biográfico asienta que fue por ansiedad que murió Salgado. El parte médico decía: “síncope cardiaco”.



El compositor Salgado en una de las salas del Instituto Interamericano de Música Sacra.

De su obra nacionalista tradicional incluimos una partitura que no se ha registrado en su catálogo creativo hasta ahora, la misma que la localicé, en una de las dependencias de la Casa del Cultura Ecuatoriana. Se trata del pasillo Brindis, es la pieza N° 4 de la colección que tituló Cancionero ecuatoriano. No menciona a quien le pertenece la letra. En la portada consta la siguiente información: Cancionero ecuatoriano (Yaraví, Danzante, Sanjuanito, Pasillo, Albazo, Aire típico, Alza y Rondeña) para canto y piano / Letra: Varios / Música Cincinato. El seudónimo indica que esta colección fue presentada a uno de los concursos organizados por la Casa de la Cultura Ecuatoriana de los años 40’s (al parecer hacia 1948). Otras obras que no constan en el catálogo de este compositor y que son parte de la mencionada colección son: Entre copa y copa (albazo) y Cantar del páramo (sanjuanito). En otras entregas procuraremos incluir las mencionadas obras. Por ahora publicamos su pasillo:

Brindis
Pasillo
Luis H. Salgado, música

Con la guitarra en la siniestra mano
y la copa en la diestra voluptuosa,
se alzó a brindar, entre el festín ufano,
temblando de emoción la nueva esposa.

Yal empinar, con aire soberano,
entre feliz y triste y orgullosa señores:
brindo por mi padre anciano,
este mendigo que a mis pies reposa.

Corrió un rumor de befa entre la gente,
el novio murmuró desazonado,
de verse con tal suegro derrepente,

más ella, despreciando a los aviesos,
tomó al mendigo, lo sentó a su lado,
y lo bañó de lágrimas y besos.
Partituras de Brindis (pasillo) / Luis H. Salgado. Canto y piano. Dar click en la imagen para ver e imprimir en formato grande.






Video: Rapsodia N° 2 (fragmento) / Luis H. Salgado. Piano solo. Intérprete: Eduardo Florencia. Tomado del registro sonoro Melodía inevitable. Fonsal.